San Felipe de Jesús, La Antigua Guatemala

Las pocas calles de la aldea San Felipe de Jesús, Antigua Guatemala, lucen atiborradas los fines de semana. El espacio entre las ventas de dulces típicos y puestos de comida resulta insuficiente para dar cabida a los cientos de turistas nacionales y extranjeros que deciden viajar al lugar para relajarse.
Desde hace décadas, San Felipe se ha convertido en uno de los puntos obligados para almorzar, un sábado o domingo, con la familia o amigos. Aquí es posible degustar un caldo de gallina, un pepián o un revolcado y, al momento de planificar el regreso, se deben apartar unos minutos para comprar un mazapán, un dulce de coco, de maní o de leche.

Tampoco resulta difícil dejarse convencer por los vendedores que ofrecen recuerdos típicos, por ejemplo collares con imitaciones de piedras preciosas, rosarios y alguna prenda de vestir típica.
Los pobladores del lugar le atribuyen varios milagros a San Felipe y como testimonio de los mismos, en las instalaciones de la Hermandad hay decenas de placas pegadas sobre la pared. “Para agradecer o pedir un milagro, las personas encienden una vela”.

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